“Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.” (Mt 13,43)
Los siervos del Maestro, esto es, los ángeles de Dios, se dieron cuenta de que había cizaña en el campo, es decir, que los impíos y los malvados estaban mezclados con los buenos y vivían con ellos, aun dentro de la Iglesia de Cristo. Y dijeron al Señor: “¿Quieres que vayamos a arrancar la cizaña?” En otros términos: “Quitemos esta gente de en medio y la matamos”...(cf Mt 13,28)
Con el tiempo, mucha gente impía y malvada, viviendo con los buenos y los piadosos llegan a convertirse. Se disponen a aprender en la escuela de la piedad y de la virtud y dejan de ser cizaña para llegar a ser trigo. Así, los ángeles se exponían al querer anihilar estos hombres antes de su conversión, arrancar el trigo en ellos quitando la cizaña. Además, muchas veces se encuentra gente de buena voluntad entre los hijos y los descendientes de los malvados. Por esto, el que conoce todo antes que llegue a existir no dio permiso para arrancar la cizaña antes del tiempo fijado...
Así que los que quieren salvarse del castigo final y quieren heredar el reino de Dios no deben ser cizaña sino trigo. Que se abstengan de toda palabra vana o maliciosa, que ejerzan las virtudes contrarias a sus vicios y produzcan frutos de penitencia! Así se harán dignos de entrar en el granero celestial, serán llamados hijos de Dios Padre, y que, alegres y radiantes de la gloria divina, entrarán como herederos en su reino.
Gregorio de Palamós (1296-1359) monje, obispo y teólogo ortodoxo
Homilía 27; PG 151, 345-353
Con el tiempo, mucha gente impía y malvada, viviendo con los buenos y los piadosos llegan a convertirse. Se disponen a aprender en la escuela de la piedad y de la virtud y dejan de ser cizaña para llegar a ser trigo. Así, los ángeles se exponían al querer anihilar estos hombres antes de su conversión, arrancar el trigo en ellos quitando la cizaña. Además, muchas veces se encuentra gente de buena voluntad entre los hijos y los descendientes de los malvados. Por esto, el que conoce todo antes que llegue a existir no dio permiso para arrancar la cizaña antes del tiempo fijado...
Así que los que quieren salvarse del castigo final y quieren heredar el reino de Dios no deben ser cizaña sino trigo. Que se abstengan de toda palabra vana o maliciosa, que ejerzan las virtudes contrarias a sus vicios y produzcan frutos de penitencia! Así se harán dignos de entrar en el granero celestial, serán llamados hijos de Dios Padre, y que, alegres y radiantes de la gloria divina, entrarán como herederos en su reino.
Gregorio de Palamós (1296-1359) monje, obispo y teólogo ortodoxo
Homilía 27; PG 151, 345-353
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