Guardar rencor es una insensatez
Lleva a la peor de las frustraciones,
porque representa un dolor mayor
que el sufrido originalmente.
Al recordar los agravios, el haber
sido defraudados, engañados,
humillados... ¿no alimentamos el
fuego de la cólera una vez más?
¿No sentimos eso cada vez que nuestra
memoria se fija en las personas que
nos hicieron mal?.
Nuestra propia memoria se convierte
en una película de los pasados
encuentros con el dolor, que se
repite una y otra vez interminablemente.
¿Es acaso justo para nosotros mismos
infligirnos el castigo de no perdonar?
La única manera de aliviar ese dolor
que no desaparece por si sólo es
perdonar a las personas que nos lo
causó. El perdón sana nuestra
memoria, pues le da una nueva visión.
En cuanto deja de relacionar al
ofensor con la ofensa, el perdón
extirpa un tumor maligno de nuestra
propia vida interior. Libera
con ellos a un preso: a nosotros mismos.
porque representa un dolor mayor
que el sufrido originalmente.
Al recordar los agravios, el haber
sido defraudados, engañados,
humillados... ¿no alimentamos el
fuego de la cólera una vez más?
¿No sentimos eso cada vez que nuestra
memoria se fija en las personas que
nos hicieron mal?.
Nuestra propia memoria se convierte
en una película de los pasados
encuentros con el dolor, que se
repite una y otra vez interminablemente.
¿Es acaso justo para nosotros mismos
infligirnos el castigo de no perdonar?
La única manera de aliviar ese dolor
que no desaparece por si sólo es
perdonar a las personas que nos lo
causó. El perdón sana nuestra
memoria, pues le da una nueva visión.
En cuanto deja de relacionar al
ofensor con la ofensa, el perdón
extirpa un tumor maligno de nuestra
propia vida interior. Libera
con ellos a un preso: a nosotros mismos.
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