Amar a un ser humano
Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para
recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que
nada necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir
que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la vida
el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una
auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que
cada día es una aventura incierta y el mañana, una
incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último
que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada
reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la
primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano
sea siempre una creación distinta y milagrosa.
Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través
de tu mirada, de tus gestos y sonrisas;
de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus
besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo
valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas
que él mismo desconoce; es ver su
potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que
se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su
desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo;
es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de
dar todo el fruto que podría; es develar ante
sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo
para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y
mantenerlos firmemente; es respetarte a tí mismo y no permitir que el otro
transgreda aquellos que consideras tus
derechos personales; es tener tanta confianza en tí mismo y en el otro, que sin
temor a que la relación se perjudique, te sientas
en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y
puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo
o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con
aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos
y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los
caminos divergieran sin remedio, amar es ser
capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos
se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es
percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una
expresión del hombre, como una manifestación palpable de esa esencia
trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tú formas parte; es
reconocer, a través de
él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia
naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones;
apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus
lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en
realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la
auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, es amarte
a tí mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.
~ Anónimo ~
recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que
nada necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir
que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la vida
el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una
auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que
cada día es una aventura incierta y el mañana, una
incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último
que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada
reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la
primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano
sea siempre una creación distinta y milagrosa.
Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través
de tu mirada, de tus gestos y sonrisas;
de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus
besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo
valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas
que él mismo desconoce; es ver su
potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que
se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su
desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo;
es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de
dar todo el fruto que podría; es develar ante
sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo
para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y
mantenerlos firmemente; es respetarte a tí mismo y no permitir que el otro
transgreda aquellos que consideras tus
derechos personales; es tener tanta confianza en tí mismo y en el otro, que sin
temor a que la relación se perjudique, te sientas
en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y
puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo
o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con
aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos
y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los
caminos divergieran sin remedio, amar es ser
capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos
se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es
percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una
expresión del hombre, como una manifestación palpable de esa esencia
trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tú formas parte; es
reconocer, a través de
él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia
naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones;
apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus
lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en
realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la
auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, es amarte
a tí mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.
~ Anónimo ~
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