Bello Poema
Este bello poema, tan real y tan actual, fué escrito por una mujer hace siglos. A pesar del paso del tiempo, se adapta perfectamente a la realidad y si no lo creen, lean con detenimiento :
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?.
Combatís su resistencia, y luego con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.
Queréis con presunción necia hallar a la que buscáis, para pretendida, Tais, y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro que el que falta de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis que con desigual nivel a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata ofende y la que es fácil enfada?.
Más entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos enhorabuena.
Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada, la que cae de rogada o el que ruega de caído?.
¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar?.
Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar y después con más razón acusaréis la afición de la que os fuere a rogar.
Bien con mucha Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?.
Combatís su resistencia, y luego con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.
Queréis con presunción necia hallar a la que buscáis, para pretendida, Tais, y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro que el que falta de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis que con desigual nivel a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata ofende y la que es fácil enfada?.
Más entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos enhorabuena.
Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada, la que cae de rogada o el que ruega de caído?.
¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar?.
Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar y después con más razón acusaréis la afición de la que os fuere a rogar.
Bien con mucha Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
1 Comentarios:
Hola Gustavo, pensé que eras de valencia al ver los botones de magallanes y trotamundos. de todas maneras yo tengo un link a tu página en la categoría de venezolanos en el exterior. Saludos. Me gustó el poema.
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