lunes, noviembre 21, 2005

“Os aseguro que esa viuda pobre ha echado más que todos los demás..” (Lc 21,3)

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lc 23,46) Esta es la última oración de nuestro Maestro, nuestro Amado. ¡Ojala sea también la nuestra! No sólo la oración de nuestro último instante sino la de todos los instantes; “Padre mío, en tus manos me encomiendo, Padre mío, me confío a ti, Padre mío, me abandono a ti. Padre mío, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy gracias, de doy gracias por todo. Estoy dispuesto a todo, acepto todo, os doy gracias por todo, con tal que se haga en mí tu voluntad, oh Dios, con tal que se haga tu voluntad en todas tus criaturas, en todos tus hijos, en todo lo que tú amas. No anhelo nada más, Dios mío. Entrego mi espíritu a tus manos, te lo doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te quiero y me lo exige el amor que te tengo: abandonar todo, sin medida, entre tus manos. Me confío a ti con inmensa confianza porque tú eres mi Padre.
Beato Carlos de Foucauld (1858-1916) ermitaño, misionero del Sahara
Meditaciones sobre los evangelios

    banner 150x150-2
Mi foto
Nombre: Gustavo er Cura
Ubicación: Madrid, Madrid, Spain
Greenpeace de Venezuela El Equipo bicampeon del Caribe xml image_mini

Powered by Blogger El Expreso Azul

Movimiento en apoyo del idioma español en Internet  Bitacoras.com
imagen
Obten Thunderbird Suscribir con Bloglines directorioblogweb Bloguisferio.com

    Counter
Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. mail