Barquitos
Se cuenta que una noche navegaba por el mar un barco. De pronto, recibe por radio la indicación de apagar las luces y seguir una luz más potente, que le señalaba otro rumbo. El capitán no quiso hacerle caso. Siguió su ruta. Pero volvió a oír el llamado, una y otra vez... finalmente, discutieron. Él dijo: -
Yo soy el capitán del barco y el barco irá por donde yo decido. Entonces, recibió ésta respuesta: Si usted es el capitán del barco, le digo que yo soy el guardián del faro. Y le digo que, si continúa en ese rumbo, se estrellará contra unos arrecifes. Ahora, siga la luz del faro, que lo conducirá a salvo.
¿Qué crees que hizo el capitán? Se calló la boca, y obedientemente siguió al que lo guió a puerto seguro.
Nuestras vidas son como barquitos en el mar de la vida. Cada uno es el capitán de su barco, y lo va llevando como mejor le parece. Algunos eligen bien, otros más o menos, otros hacen elecciones que hacen que su barquito se estrelle contra las drogas, el alcohol, las enemistades...
¿Cómo podemos estar seguros de no naufragar?¿Cómo podemos estar seguros de llegar a buen puerto?
¡ABANDONANDO EL MANDO!
Como ese capitán se dejó guiar por el vigía del faro, podemos dejarnos guiar por la Palabra de Dios.
(Tomado de Palabras de Fe)
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