DÓNDE ESTA EL PARAGUAS
Al cabo de diez años de aprendizaje, Zenno creía que ya podía ser elevado a la
categoría de maestro zen. Un día lluvioso, fue a visitar al famoso profesor
Nan-in.
Al entrar en la casa de Nan-in, este preguntó:
-¿Has dejado tu paraguas y tus zapatos del lado de afuera?
-Por supuesto –respondió Zenno. –Es lo que manda la buena educación. Actuaría de
la misma manera en cualquier lugar.
-Entonces dime,
¿pusiste el paraguas a la derecha o a la izquierda de tus zapatos?
-No tengo la menor idea, maestro.
-El budismo zen es el arte de tener conciencia total sobre lo que hacemos –dijo
Nan-in. –La falta de atención a los pequeños detalles puede destruir por
completo la vida de un hombre. Un padre que sale corriendo de la casa puede
olvidar un puñal al alcance de su hijo pequeño.
Un samurai que no mira todos los días su espada, terminará por encontrarla
oxidada cuando más necesite de ella. Un joven que olvida llevarle flores a su
amada va a terminar por perderla.
Y Zenno comprendió que aunque conociera bien las técnicas zen del mundo
espiritual, había olvidado aplicarlas en el mundo de los hombres.
categoría de maestro zen. Un día lluvioso, fue a visitar al famoso profesor
Nan-in.
Al entrar en la casa de Nan-in, este preguntó:
-¿Has dejado tu paraguas y tus zapatos del lado de afuera?
-Por supuesto –respondió Zenno. –Es lo que manda la buena educación. Actuaría de
la misma manera en cualquier lugar.
-Entonces dime,
¿pusiste el paraguas a la derecha o a la izquierda de tus zapatos?
-No tengo la menor idea, maestro.
-El budismo zen es el arte de tener conciencia total sobre lo que hacemos –dijo
Nan-in. –La falta de atención a los pequeños detalles puede destruir por
completo la vida de un hombre. Un padre que sale corriendo de la casa puede
olvidar un puñal al alcance de su hijo pequeño.
Un samurai que no mira todos los días su espada, terminará por encontrarla
oxidada cuando más necesite de ella. Un joven que olvida llevarle flores a su
amada va a terminar por perderla.
Y Zenno comprendió que aunque conociera bien las técnicas zen del mundo
espiritual, había olvidado aplicarlas en el mundo de los hombres.
2 Comentarios:
Yo soy como ese hombre que, a veces, sale apurado de casa sin percatarse que quizá denro queda un puñal al alcance de quien no debería... Como siempre, me haces reflexionar.
Hola Gus! Muy cierto, a veces actuamos sin pensar, olvidando que todo hecho tiene sus consecuencias, buenas o malas!
Besooos
Saludos desde L.A.
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